La Paz – Lunes 14 de Agosto de 2017 | Unidad de Comunicación
Lunes 14 agosto (MS/UniCom).- La señora Gladys Molle Umadaya, a sus 40 años, esperaba a su quinto hijo vivo; al momento de dar a luz registró retención placentaria, entonces tenia que ser trasladada al Centro de Salud más cercano eso significaba seis horas de viaje. Para concretizar su hospitalización, el médico del Bono Juana Azurduy, Jóse Meneses Chui con la ayuda de algunos comunarios la trasladó en canoa hasta el establecimiento.
Las mujeres que habitan en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) experimentan varias dificultades antes de dar vida a un nuevo ser: en primer lugar, la distancia con el centro de salud, seguida de la desnutrición, enfermedades diarreicas agudas, infecciones respiratorias agudas y defensas bajas.
El médico general del Programa Bono Juana Azurduy informó que antes del arribo de este programa al Tipnis de cada 10 mujeres siete fallecían al dar a luz, ahora gracias a la intervención oportuna de los médicos del Bono el número de muertes descendió considerablemente, informó Meneses.
“Las gestantes morían por falta de atención médica, desnutrición severa, enfermedades diarreicas agudas, infecciones respiratorias agudas y picaduras de serpientes”, indicó.
El profesional, relató que antes eran los propios esposos quienes recibían al recién nacido sin utensilios debidamente esterilizados, sólo con un cuchillo quemado para cortar el cordón umbilical y un trapo para envolver al niño.
De acuerdo con la costumbre indígena absolutamente todos los partos se realizaban en el propio domicilio de la gestante, sin la presencia de médicos, ni vecinos y en muchos casos sin la presencia del esposo.
“Hoy en día algunos hombres todavía piensan que el trabajo de parto es tarea unicamente de la mujer por eso no permiten que otra persona acuda en su ayuda (…) por esta razón antes se registraban tantas muertes de mujeres y niños”, manifestó el médico, al momento de recordar las costumbres en las comunidades del Tipnis.
Dar a luz
Meneses remarcó que ahora los médicos del Bono Juana Azurduy se trasladan casa por casa para captar los nuevos embarazos y así realizar los controles mensuales correspondientes hasta el momento del parto.
“Un vez llegada la hora del parto, el primer obstáculo que tenemos que vencer es la distancia desde el centro de salud hasta el hogar de la gestante, que como mínimo nos toma ocho horas en canoa”, dijo.
Al llegar al hogar de la mujer, el esposo sólo autoriza la asistencia de uno o dos médicos; quienes traen consigo una bandeja, paños, bisturí, pinzas, tijeras, guantes estérilizados, jeringas, anestesia, hilo cromado, oxitocina, solución fisiológico DG6, yodopobidona (antiséptico), barbijo, gorro, gasas y apósitos (algodón envuelto).
Tras horas de espera, el profesional en salud recibe al recién nacido, lo limpia y entrega a la madre para su apego precoz.
Bono Juana Azurduy llegó al Tipnis
Desde su implementación el Bono Juana Azurduy y el Subsidio Prenatal por la Vida llegaron a las comunidades indígenas del Tipnis beneficiando al binomio madre – niño con la entrega de productos nutritivos.
“Aparte de atender los partos y casos de desnutrición en niños menores de dos años, nosotros llevamos los paquetes del subsidio hasta el Tipnis, viajamos tres días en canoa para cumplir con este beneficio”, concluyó.
NES/